Aunque habitualmente consideramos al romanticismo como un
movimiento del mundo de las artes, fue, en realidad, mucho más; continuó con
las protestas de la
Contra-Ilustración en oposición a la visión del mundo
cartesiano-newtoniana. El artista y poeta romántico William Blake (1757-1827)
rogaba: *Dios nos salve/de la visión simple del sueño de Newton». Los
románticos consideraron que las demandas cartesianas por la supremacía de la
razón eran desmesuradas, y las combatieron con cantos a los sentimientos
fuertes y a la intuición no racional. En tanto que algunos escritores de la Ilustración ,
particularmente Hume, habían valorado las «pasiones- morales y suaves, los
románticos estuvieron inclinados a venerar todas las emociones fuertes, incluso
las, violentas y destructivas. Los románticos creyeron fervientemente, por
encima de todo, que existían más cosas en el universo que los átomos y el
vacío, y que se podría alcanzar un mundo más allá de lo material si se
desataban las pasiones y la intuición. Muchos románticos tomaron drogas
psicoactivas con este fin, esperando poder escapar de los límites de la
conciencia racional ordinaria, a la búsqueda de una verdad superior, casi
platónica.
Como era de esperan la concepción romántica acerca de lo mental
difería de la de Newton y con ella de la mente de la Ilustración. La
mayoría de los escritores de la
Ilustración estuvieron preocupados por la experiencia
consciente; los románticos presagiaron ideas sobre el inconsciente, el hogar
caótico y primario del sentimiento y la intuición. El filósofo alemán Arthur
Schopenhauer (1788-1860) postuló que la voluntad es la realidad nouménica que
hay detrás de las apariencias. La voluntad de la que hablaba Schopenhauer,
especialmente la voluntad de vivir, empuja a la humanidad hacia un esfuerzo
vano e interminable por alcanzar algo mejor. Esta descripción cié la voluntad
prefigura el concepto de Ello planteado por Freud. En su obra Parerga, este
autor escribía lo siguiente: «En el corazón de cada hombre vive una bestia
salvaje*. La inteligencia intenta controlar a la voluntad, pero su furia nos
causa dolor y lo inflige a otros.
También prefiguraron a Freud los escritores que vieron el
lenguaje del inconsciente en los sueños, sólo necesitando ser descifrado para
revelar los secretos del infinito.
En contraste con la imagen de la mente bastante mecánica y sin
vida que avanzaron muchos de los filósofos, especialmente en Gran Bretaña, los
románticos representaron a La menee como libre y espontáneamente activa. La
voluntad es una bestia salvaje, pero aunque la furia implica dolor, también
implica libertad de elección. Así, la filosofía de Schopenhauer fue
voluntarista, una reacción romántica en contra del determinismo materialista de
la Ilustración. Por
lo general, esto llevó a que los románticos veneraran a héroes, genios y
artistas, aquéllos que hicieron valer SLL voluntad y no se inclinaron ante kis
costumbres del mundo. Por ejemplo, Thomas Carlyle reverenció a héroes que
abarcaban desde Odín hasta Shakespeare o Napoleón. Incluso podemos encontrar en
el estudio de la percepción este énfasis romántico en la actividad independiente
de la mente. La mayoría de los filósofos siguieron a Hume, al ver la percepción
como un proceso de registro ele -impresiones» en una mente pasiva. Por ejemplo,
Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), influido por Kant, Leibniz. y la tradición
idealista europea, comparó a la mente con una lámpara. En vez de registrar
simplemente impresiones, la mente producía luz intelectual, alcanzando activamente
el mundo y moldeando la experiencia resultante.
Los románticos rechazaron la concepción mecánica de la sociedad
que había llevado a la
Ilustración Francesa , cuyo comienzo habían aplaudido pero
cuyo final sangriento habían lamentado. Si la sociedad, como la naturaleza, no
es más que una máquina, entonces, al igual que ésta, debe estar controlada
científica y racionalmente. Algunos románticos como Edmund Burke (1729-1797)
sostuvieron, en contra de la opinión anterior, que las sociedades se
desarrollaban, que no podían hacerse. Las costumbres de la sociedad civil se
convertían lentamente en un conjunto interconectado y rico de costumbres,
normas y creencias, que en muchas ocasiones, sólo estaban en la conciencia de
una forma marginal. Pensar en alguna práctica social como irracional, era afín
a pensar que la forma de un árbol era irracional. Además, del mismo modo que la
poda excesiva para darle forma a un árbol puede matarlo. la planificación
científica puede matar a una cultura. Un solitario Burke aplaudió, como miembro
del parlamento, a la
Revolución Americana porque hizo valer los derechos consagrados
de los ingleses contra un Rey tiránico. No obstante. Burke denunció a la Revolución Francesa ,
posteriormente, por derrocar, en nombre de la razón abstracta, el estilo de
vida francés natural y desarrollado.
Aunque el movimiento romántico fue efímero, su legado para la
psicología fue el de una gran escisión. Todos los psicólogos fundadores vieron
la mente desde el espíritu del romanticismo, aunque sin concederle un papel
elevado a la pasión y la intuición. "Wundt denominó a su psicología como
voluntarista, acentuando la independencia existente entre los principios del
desarrollo mental y los del desarrollo físico. James fue también un
voluntarista, comprometido profundamente con la realidad de la voluntad y con
su libertad. Por supuesto, Freud recogió la noción del inconsciente, y elevó
sus pasiones a causas del pensamiento humano y de la conducta, por encima de la
voz siempre tenue de la razón. Sin embargo, en el mundo de habla inglesa, que
es el que fundamentalmente nos interesa, la concepción de la mente, y después
de la conducta, como algo esencialmente mecánico e impulsado desde el exterior,
reemplazó, a pesar de las protestas de James, a las concepciones románticas.
Asimismo, los psicólogos del siglo xx estuvieron profundamente involucrados en
la ciase de ingeniería social científica que horrorizó a los herederos
conservadores de Burke. El romanticismo, por lo menos en psicología, fue
derrotado por la nueva Ilustración.
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