domingo, 30 de junio de 2013
El cerebro
En
el tratamiento de la historia de la psicología realizado hasta el momento,
hemos encontrado que era una parte de la filosofía. Incluso los esporádicos
psicólogosmédicos que hemos visto fundaron generalmente sus psicologías sobre
principios filosóficos y no fisiológicos. Hartley es un buen ejemplo. Erigió su
psicología sobre los principios de la filosofía asociacionista y sólo la
respaldó con la explicación especulativa que dio Newton sobre la función
nerviosa. La separación entre las partes filosóficas y fisiológicas de la
psicología de Hartley fue tan completa que Priestlcy de sus seguidores, realizó
una edición del libro Observations on Man de Hartley en la que se omitió toda
la fisiología. Hartley quiso crear una psicología que combinara filosofía y
fisiología, pero la filosofía siempre ocupó el primer lugar.
Franz
Joseph Gall (1758-1828) invirtió esta relación. Podría considerarse a este autor
realmente como el fundador de la neuropsicología, ya que fue el primero que consideró
seriamente la idea de que el cerebro es el asiento del alma. Esta idea no era
precisamente nueva: Platón lo creía; los científicos griegos de Alejandría lo
habían demostrado; la psicología medieval de las facultades situó a cada una de
ellas en una parte diferente del cerebro. Sin embargo, más allá de alentar el
materialismo, el concepto tuvo poco efecto en el pensamiento psicológico. Las localizaciones
asignadas a cada facultad estuvieron basadas en un análisis previo de la mente,
no del cerebro, y la psicología filosófica no hizo nada para cambiarlo. No
obstante, Gall afirmó que el cerebro era el órgano específico de la actividad
mental, de la misma manera que el estómago era el de la digestión y los
pulmones los de la respiración.
Por
lo tanto, el estudio de la naturaleza humana debiera comenzar por el de
aquellas funciones que dan lugar al pensamiento y la acción, antes que con
investigaciones introspectivas y abstractas sobre la mente. El empirismo
francés y el asociacionismo, especialmente el sensualismo defendido por
Condillac, fueron los antecedentes filosóficos contra los que Gall reaccionó.
Este
autor ofreció -algunos reproches a este tipo de aproximaciones filosóficas a la
psicología (Young, 1970). Para empezar, los empiristas afirmaban que la
experiencia era la base adecuada para la ciencia, aun así su propia psicología,
la ciencia de la naturaleza humana planteada por Hume, era completamente
especulativa, careciendo de referencias a la conducta objetiva o al cerebro que
la controla. Además, las categorías de análisis que utilizaban los filósofos
eran «meras abstracciones». Ninguna de las facultades propuestas por ios
filósofos - tales como la memoria, atención e imaginación- eran lo bastante
específicas como para explicar la conducta humana real y las diferencias
individuales concretas. Gall escribió en su libro On the functions ofthe Brain-.
¿Cómo explicamos, por la sensación en general, por la atención (etcétera)... el
origen y funcionamiento del principio de propagación, el amor a los hijos, o el
instinto de apego? Cómo explicar por esas generalidades, el talento para la
música, la mecánica, el sentido para las relaciones espaciales, la pintura, la
poesía, etcétera^. Las facultades de los filósofos existen pero -no son
aplicables al estudio detallado de una especie, o de un individuo. Todos los
hombres, excepto el idiota, disfrutan de todas estas facultades. Sin embargo,
no todos los hombres tienen el mismo carácter moral o intelectual. Necesitamos
facultades, y la forma en la que su distribución varía determinará las
diferencias entre las especies, y sus diferentes proporciones explicarán las diferencias
entre los individuos (cit. en Young, 1970, p. 18). En resumen, los conceptos de
los filósofos carecen de utilidad para las investigaciones empíricas
específicas que la ciencia requiere.
Las
ideas de Gall le pusieron en conflicto con los filósofos empiristas de una forma
definitiva. Condillac había intentado derivar cada facultad de la mente a
partir de la sensación y la asociación. No obstante, Gall concluyó, creyendo
que el cerebro era el órgano de la mente, que eran innatas cada una de las
facultades que había propuesto, que tenían su base en una región particular del
cerebro. La aproximación adoptada por Gall también implica una forma de psicología
comparativa.
Dado
que los cerebros de las especies son diferentes a lo largo de
De
este modo, el problema de Gall fue comparar funciones conductuales específicas
con regiones particulares de! cerebro. ALinqlie efectuó estudios anatómicos detallados
del cerebro y del sistema nervioso, encontró qLie las técnicas cié su tiempo
eran demasiado rudimentarias para ser capaces de dar respuestas a las preguntas
que se planteaba y tuvo escrúpulos respecto a experimentar con animales vivos, pero
«martirizados-. Por lo tanto, el método de Gall fue diferente. Asumió que las facultades
bien desarrolladas se correspondían con partes deí cerebro bien desarrolladas.
Esos -órganos-' cerebrales que se correspondían con las facultades bien
desarrolladas serían de mayor tamaño que otros órganos que se correspondían con
facilidades menos desarrolladas, y que su tamaño relativo se detectaría en el
cráneo como protuberancias que recubrían el órgano desarrollado. Luego, el
método de Gall consistía en mostrar empíricamente, que las personas que poseían
ciertos rasgos destacados deberían tener cráneos con protuberancias sobre los
órganos correspondientes del cerebro, y que los rasgos débiles se relacionaban
con órganos cerebrales y regiones craneales sin desarrollar. Aunque la
hipótesis de Gall era nueva, la idea de que los rasgos de personalidad se
revelan en la cara y en el físico es tan vieja como el mundo antiguo.
Por
lo tanto, Gall podía observar las conductas extraordinarias de un individuo y correlacionarlas
con sus prominencias craneales. Basándose en ese tipo de observaciones formó
una lista larga de facultades -por ejemplo, destructividad, amistad y lenguaje-
y localizó cada una de ellas en una región particular del cerebro. Así, la
destructividad se situaba justo encima de la oreja. Los seguidores posteriores
de Gall aumentaron esta lista para incluir facultades como ia veneración, cuya
presencia se creía que demostraba la existencia de Dios, el objeto de esta
veneración.
Hemos
mencionado algunas de las características conceptuales de la aproximación de
Gall; era nativista: comparaba a los humanos con otros animales; era
materialista, si bien el propio Gall pareció oponerse a esta tendencia. La
psicología de este autor fue también conductista antes que introspeccioncita.
Su sistema se basaba en la observación de las conductas y las protuberancias
del cerebro, en vez de en la introspección de su propia mente. Por tanto, fue
la primera psicología objetiva, no subjetiva. De forma más general, Gall
planteó una psicología funcional preocupada por cómo la mente y el cerebro,
órgano de aquella, hacen que un animal o persona se adapten realmente a las
demandas cotidianas. La psicología filosófica estuvo más interesada por los
graneles problemas de la epistemología. Por último, la psicología de Gall fue
una psicología de las diferencias individuales. Este autor rechazó
explícitamente el estudio de la mente adulta general en favor de un estudio
acerca de en qué se diferencian las personas.
Las
concepciones de Gall señalaron dos direcciones, una científica y otra
ocultista. Científicamente, inspiró a los fisiólogos con mentalidad más
experimental a investigar la localización de las funciones conductuales en
zonas particulares del cerebro.
El
sistema de Gall sufrió gravemente en manos de estos autores. Se descubrió que eran
incorrectas las Iocalizaciones cerebrales que había planteado. Peor que eso, se
encontró que carecían de fundamento las suposiciones que relacionan el tamaño cerebral
con la fuerza de una facultad y la forma del cráneo con la del cerebro. Se rechazó
violentamente al sistema completo por considerarlo una pseudociencia, sólo atractiva,
al igual que la astrología. para una sociedad profana y crédula.
La otra
dirección que tomaron las ideas de Gall -la dirección ocultista- fue la de atraer
a la sociedad profana. Johann Caspar Spurzheim (1776-1832), su colega más
cercano y el que acuñó el término frenología (que Gall rehusó aceptar),
popularizó el concepto convirtiéndolo en una filosofía optimista de la vida de
carácter general. La frenología se convirtió en la nueva psicología popular en
manos de Spurzheim que se propuso reformar la educación, la religión y la
criminología. Sus actividades misioneras le llevaron a Estados Unidos, una
tierra más fértil para la frenología. Murió poco tiempo después de su llegada,
pero George Combe, un frenólogo inglés, continuó su trabajo.
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