Hasta la década de 1960 la psicología estuvo imbuida de
consideraciones de índole eminentemente práctica; los psicólogos intentaron
aplicar la psicología en la escuela y en los negocios, interesándose muy poco
por los procesos mentales y haciendo hincapié exclusivamente en la conducta.
Este movimiento, conocido como conductismo, fue en un primer momento liderado y
divulgado por el psicólogo estadounidense John B. Watson.
La psicología actual todavía mantiene muchos de los problemas
que se planteó originalmente. Por ejemplo, ciertos psicólogos están interesados
ante todo en la investigación fisiológica, mientras que otros mantienen una
orientación clínica, y algunos, una minoría, intentan desarrollar un enfoque
más filosófico. Aunque algunos psicólogos pragmáticos insisten aún en que la
psicología debe ocuparse sólo de la conducta, olvidándose de los fenómenos
psíquicos internos (que deben incluso ser rechazados por ser inaccesible su
estudio científico), cada vez son más los psicólogos que están hoy de acuerdo
en que la experiencia y la vida mental (los procesos psíquicos internos) son un
objeto válido de estudio para la psicología científica. Esta vuelta al estudio
de los fenómenos psíquicos internos, conocido como paradigma cognitivo, por
oposición al paradigma conductista dominante en la psicología académica durante
buena parte del siglo, comenzó a extenderse a mediados de la década de los años
setenta.
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